dilluns, 17 de gener del 2011

Triumph vs Frikis

Para mis amigos, los frikis. Que, por cierto, tengo unos cuantos. Disfrutad de Triumph, el perro experto en el ámbito de tocarlosgüevología.
Con mucho amor, frikis...

http://www.youtube.com/watch?v=X6cyREtBrpg

dimecres, 12 de gener del 2011

Docudemental

Hay quienes aprovechan las navidades y hay quienes hacemos esto... y oye, ¡a mucha sorna!

‎"Docudemental". La rutina de los guionistas de El Grupo.


diumenge, 5 de desembre del 2010

¡Ven a bailar si tienes huevos!

"I love Lucy" (181 episodios, 1951-1957) no es solamente la definición de una sitcom canónica, es la madre de todas las sitcoms. Lucy es una ama de casa que quiere convertirse en una estrella del espectáculo. Toda la comicidad de la serie surge, por un lado, de Lucy revelándose contra su condición de mujer encorsetada y, por otro, de las circunstancias que al final la doblegan y provocan que vuelva al statu quo.

El desarrollo en el espacio doméstico es fundamental para que la sitcom funcione como reflejo de la sociedad. De hecho, todas las sitcoms que conocemos pivotan sobre un núcleo familiar, aunque éste se manifieste de muy diversas formas (no es lo mismo “Matrimonio con hijos” que “Dos hombres y medio”) o se reconvierta en un núcleo de amigos (Seinfeld, Friends, How I met your mother, etc), o de trabajo (Faulty Towers, The Office, The IT crowd, etc).

La perspectiva cómica de Lucille Ball es la de “no puedo hacer nada”, y se ve intensificada por su tierno defecto, la impulsividad, y frustrada por otro de los defectos más divertidos de la comedia, la “patosidad” en el momento de poner en marcha sus planes.

La revolución contra el stablishment está en el corazón y en el cuerpo de esta heroína de la vida cotidiana. De ahí nace la base de su humor, de la relación de los movimientos de su cuerpo con el espacio, reminiscencias del teatro de vodevil y el slapstick (la comedia física).

Aquí os dejo la escena que ha cosechado las risas en directo más duraderas de la historia de la televisión.


La actriz principal y estrella del show, Lucille Ball, precisamente fue una maestra de la comedia física, y el cara a cara en el juego de espejos con Harpo Marx es un buen indicador de ello (en este link le precede el sketch de Groucho).


Fue una serie pionera y planteó mecanismos universales de humor con los que seguimos riéndonos. También destacó en la estética, imponiendo la forma de grabar (con tres cámaras) de los 70. En esa época primaba la grabación como en un teatro, por eso había un público para las risas en directo, para hacer del humor una actividad colectiva.

La serie de televisión recibió 31 nominaciones ( 20 “Emmys”, 10 “TV Land Award” y un Directors Guild of America Award”), de las cuales ganó siete de ellas (cuatro “Emmys” y tres “TV Land Award”). Fue líder de audiencia durante sus 6 temporadas.

dimarts, 26 d’octubre del 2010

Crónicas marcianas

Billy Wilder cuenta la historia de un pobre hombre que va al psicólogo para que éste trate de curarle de su profunda depresión:

Sólo quiero morirme, doctor. Ayúdeme…

Verá –dijo el doctor–, usted debe volver a reír, a disfrutar de la vida. El otro día estuve viendo a un cómico fantástico, se llama Garrick, y tiene un espectáculo en el que no puedes parar de reírte. Le voy a regalar unas entradas, pero prométame que va usted a ir a verle.

No puedo ir, doctor –contestó el paciente.

¿Por qué?

Porque yo soy Garrick…

Ésa es la mirada del creador de humor. Un ser necesariamente antisocial, obligado a no integrarse demasiado para seguir observando a los demás desde fuera; pero, simultáneamente, necesariamente social, debido a que precisa tener cerca a los seres de los que se alimenta.

El entretenimiento en TV: Guión y creación de formatos de humor en España. P 279

Este monólogo de Seinfeld es una reflexión brutal (es que me emociono). Se ha convertido en extraterrestre, se ha montado en una nave espacial para asomarse y mirar lo que pasa. Sin más ¿no?


dissabte, 23 d’octubre del 2010

Nunca he podido dejarme bigote

No se me ha ocurrido mejor modo de empezar el blog que citando. Insinuando, quizá, que de ahora en adelante la metodologia será la típica de los blogs: copiar de blogs parecidos, reciclar material propio de textos anteriores, aportar de vez en cuando alguna idea nueva y esperar que de las pajas mentales que vayan saliendo aprendamos en beneficio del buen humanoide. Al terminar cada texto un título con palabras grandilocuentes bien horteras y a publicar (sin revisar las faltas ortográficas).

Mientras tanto me propongo repasar el tan bienamado "dictat" - siempre y cuando mi esclavo se preste a dictarlo - con este artículo en el que Groucho Marx dibuja la línea que separa el gracioso de bar del cómico profesional:

La seriedad de ser cómico

Todo comediante siente deseos de interpretar a Hamlet en algún momento de su vida. Todo columnista de humor tiene guardada en el fondo del baúl una obra dramática que espera ver producida algún día. Del mismo modo que muy pocos cómicos interpretan a Hamlet, muy pocas de estas obras llegan a porducirse. Quizás sea mejor así. Pero lo que quiero poner de manifiesto aquí es que todos los humoristas son gente seria en el fondo. Y lo son porque tienen que mostrarse continuamente graciosos. También se dan cuenta de que el humor se toma a la ligera, de que para que algo merezca verdaderamente la pena debe tener profundidad y una cierta dosis de vitalidad. Ésas son las cualidades básicas de su humor, y sabiéndolo se esfuerzan por sacarle partido en obras serias. Por lo general fracasan en su empeño, porque el único terreno que conocen es el de la comédia. El sendero del drama, de la tragedia, es nuevo para ellos y van dando tumbos, tropezando con objetos extraños. Lo mismo que le ocurre al comediante que se atreve con Hamlet.

Bueno, me alegro de haber terminado el párrafo de arriba. Verán, yo soy comediante y efectivamente siempre he querido escribir algo serio, como cualquier humorista. Supongo que después de leer este párrafo me creerán cuando digo que los humoristas fracasan cuando intentan escribir textos serios.

Inventar chistes no es tarea fácil en absoluto. Me arrepiento de haber empezado a hacerlo. (...)

Escribir humor es sobre todo una especie de hábito. Cuando llevas algún tiempo haciéndolo eres incapaz de dejarlo y te sientes incómodo cuando no lo haces, aunque puede que lo detestes. Después de escribir humor por algún tiempo los chistes buenos empiezan a llegarte. Luego está lo que llaman “las agudezas“ sobre temas de actualidad. El truco está en leer los periódicos y darle la vuelta a algún acontecimiento actual. Este trabajo hace del humorista un individuo enormemente alerta. Nada ocurre que escape a su atención.

Tan pronto como una persona se da a conocer como cómico se convierte en esclavo de su propio humor. Todo el mundo piensa que tiene que ser gracioso en todo momento y él intenta satisfacer esas expectativas. Por lo que a mí respecta, siempre estoy tratando de inventar nuevos y mejores chistes. No pasa una función sin que añada por lo menos una nueva ocurrencia.

He recibido varias buenas ofertas para llevar una columna de humor, pero hasta el momento las he rechazado todas. Me doy cuenta de lo difícil que es ser gracioso y creo que donde tengo que serlo es en el escenario. Allí no tengo material nuevo para cada función, y mi voz y mis gestos aumentan el efecto cómico. Si llevara una columna no contaría con esto y tendría que ser gracioso a palo seco, y con muchísima más frecuencia de lo que me conviene. Sí, señor, este asunto de ser gracioso es demasiado serio. El de enterrador es con mucho el oficio más alegre de los dos. Y además tengo entendido que los humoristas nunca se mueren de viejos: la tensión acaba con ellos.

Groucho Marx

St. Louis Post-Dispatch

13 de noviembre, 1927

El marxismo consiguió seducir los escenarios, el cine, la radio y la televisión, pero su humor también se escampó en sus escritos teatrales, guiones, libros y publicaciones en revistas y periódicos. Todos ellos empapados de la espontaneidad del maestro de la ironía y el ingenio.